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Ciudadanos enjuician dureza de entrenamientos en el servicio militar obligatorio

18 de mayo de 2024

por René Roblero, Periodismo UVM.

Hay desazón en el Gran Valparaíso por la muerte del soldado conscripto en Arica, ocurrida hace algunos días.
En efecto, afectados, pero no sorprendidos. Así podría describirse, a grandes rasgos, la sensación de los porteños -en consulta callejera de Radio Valparaíso- ante la noticia de la muerte del soldado conscripto Franco Vargas (19) en la ciudad de Putre, Arica, mientras cumplía su servicio militar obligatorio.

Sin lugar a dudas, estos hechos reviven los recuerdos de la tragedia de Antuco, en 2005, cuando un suboficial y 44 soldados conscriptos del Ejército de Chile murieron, en cumplimiento de su servicio militar obligatorio, consecuencia de una serie de negligencias deliberadas por parte de la institución castrense.

Así lo indica por ejemplo Carlos Valdés, vendedor de alimentos, quien sí da crédito a las acusaciones de los soldados conscriptos. Declaró que “no se justifican las condiciones del entrenamiento, menos con ropa no apropiada, fueron muy severos. En el altiplano el hielo es fuerte (…) no tienen por qué mandarlos a la muerte (…) me recuerda lo que paso en Antuco”.

Abuso de poder

En el reporteo, la mayoría de las personas afirmó creer estar ante una situación de abuso de poder, impulsada por la mirada clasista de los altos mandos del Ejército. Es una idea que abunda.

“Esto es un abuso, y es porque son gente de bajos recursos, se aprovechan de eso. Además, los jóvenes que recién están egresando no tienen muchos estudios, hacen el servicio militar pensando en algún futuro. Yo estuve un mes en el servicio militar y es muy sufrido lo que hay que vivir adentro” afirmó Marcos Solís, peatón viñamarino.

La situación, para algunos, a pesar de trágica, no causa sorpresa. Y no solamente por lo ocurrido en Antuco, el año 2005, sino también por el papel que jugó el Ejército en el régimen dictatorial de Augusto Pinochet.

“Siempre se ha sabido qué militares son así. Que no tengan un trato humano con quienes hacen en el servicio militar obligatorio, tampoco era de extrañar (…) pasó en Antuco, pasó ahora, quiere decir que son prácticas habituales”, comento Ignacio, peatón viñamarino y nieto de un preso político.

A quienes más remecen los hechos son a padres y a madres, quienes empatizan con el dolor de la familia del soldado Vargas.

“Yo soy mamá y tengo dos hijos, y si a mí me pasara algo así sería terrible. Yo por eso le saqué el servicio militar a mi hijo. Prefiero que vayan a la universidad antes que -como se dice vulgarmente- le vayan a limpiar las botas a los mayores (del Ejército)”, comentó Almendra, madre viñamarina.

David, por ejemplo, es una persona que no hizo el servicio militar, que no ha escuchado buenos comentarios de él, y que tampoco se lo recomendaría a nadie. El explicó que “, mi papá siempre me lo metió en cabeza, pero nunca me convenció. Sì tengo amigos que lo hicieron, y me contaban que prácticamente era un infierno, no comían bien, no dormían bien, en las comidas le echaban sustancias raras, no se los recomendaría”.

Lo ocurrido, está lejos de contribuir a mejorar la imagen del Ejército y peor aún al objetivo de lograr mejores tasas de reclutamiento. El proceso investigativo para determinar las responsabilidades en este reciente trágico caso aún se encuentra en curso.