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Accesibilidad: un camino necesario para la inclusión

19 de octubre de 2023

Por: Karla Hernández Pérez
Jefa carrera Terapia Ocupacional
Universidad Viña del Mar

Aproximadamente un 17% de la población mayor de dos años presenta alguna discapacidad en nuestro país, entendiendo a la discapacidad como las limitaciones para realizar actividades, producto de alteraciones en las estructuras o funciones corporales o, dicho de otra manera, por la diversidad funcional que presentan las personas.
Entendiendo que la discapacidad es muy amplía, las personas pueden presentar limitaciones físicas, intelectuales, sensoriales, mentales o de la comunicación, donde muchas veces puede ser una mezcla de varias de ellas; esto produce en muchos casos la necesidad de asistencia o de cuidados para poder participar en las diversas ocupaciones.

En Chile, este último concepto, ocupación, se relaciona principalmente con el trabajo, sin embargo, es un concepto mucho más amplio y que da cuenta de todo el quehacer humano, se considera como ocupación el hacer las actividades básicas de autocuidado, también las actividades que nos vinculan con la comunidad, estudiar, trabajar, jugar, realizar actividades de ocio, de participación social, el gestionar la salud e incluso el descansar y dormir, por tanto, ocupación es todo lo que hace una persona en su día.
Entonces, una persona con discapacidad puede tener limitaciones para realizar algunas o todas las ocupaciones mencionadas, y esto en muchos casos se vincula con la poca accesibilidad del entorno, un entorno que ha sido construido para ser útil a las personas, pero no para todas, para las normo típicas, o sea, las que caminan, escuchan, ven, entienden y se orientan en medio de las construcciones urbanas o rurales.

Desde el año 2006, emana desde Naciones Unidas la Convención de Derechos para las Personas con Discapacidad, y uno de los puntos clave para la no discriminación de esta población, es justamente el mejorar la accesibilidad de los entornos, en ese sentido los países que ratificaron la Convención han realizado diversos ajustes e implementaciones para lograrlo, donde Chile a partir de la Ley 20.422 de 2010 da lineamientos al respecto, que se materializan recién el 2016 con el Decreto N°50 de la Ordenanza General de Urbanismo y Construcción. Es fundamental comprender que la Ley establece un plazo de 3 años para que todos los edificios de uso público sean accesibles y 8 años para que el resto de los
espacios públicos también lo sean, sin embargo, aún podemos evidenciar la brecha de accesibilidad en las diversas ciudades del país y que sigue limitando la participación de las personas.

COMPLEJA BRECHA
Para los terapeutas ocupacionales y otros profesionales de la rehabilitación, esta brecha es muy compleja, ya que se trabaja con las personas y sus familias para que puedan superar las limitaciones producidas por las situaciones de discapacidad, pero esto no busca el “normalizar” a las personas, lo que busca es que las personas puedan participar en su comunidad, sin duda ese proceso de rehabilitación incluye en parte recuperar las funciones, pero también implica el aceptar las limitaciones, buscando soluciones y alternativas para la participación, como pueden ser el usar una ayuda técnica o producto de apoyo, tecnologías, o modificaciones en la forma de hacer las actividades y del entorno.

Entonces para que el proceso de rehabilitación sea exitoso, lo que implica que la persona sea realmente incluida en la sociedad y participe en lo que quiere y necesite hacer acorde a su edad, intereses, cultura, entre otros, requiere que la accesibilidad sea efectiva, que el urbanismo, las edificaciones, los espacios públicos y el transporte le permitan utilizar su entorno y que junto a ello, la sociedad comprenda que las personas con discapacidad son sujetos de derecho y no de caridad y asistencialismo, ahí realmente podríamos hablar de inclusión.

El desafío entonces es deconstruir la concepción de “normalidad” de “éxito” de “capacidad” para entender que todas las personas independientemente de su valor productivo contribuyen a la sociedad, y que, sin duda, todas y todos deberíamos disfrutar la vida y para ello necesitamos que nuestras ciudades sean accesibles, para ser utilizadas y transitadas por sus ciudadanos y cuando eso suceda realmente hablaremos de inclusión.